Bienvenidos al blog de Catequesis Bíblica.

Es una herramienta en la cual nos ofrece una ayuda para como poder ir preparando una catequesis bíblica para ayudarnos a profundizar un poco más en lo que creemos, pero también en la formación de los sacramentos de iniciación y como tiene su referencia en la Sagrada Escritura.

viernes, 23 de marzo de 2012

A Jesucristo por la Biblia

      

      Discurso a la asamblea plenaria de la Conferencia episcopal italiana, en la sala del Sínodo, jueves 22 de mayo de 1997:
«El último día de la fiesta, el más solemne, Jesús puesto en pie, gritó: "Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en mí", como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de agua viva. Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que creyeran en él» (Jn 7, 37-39).

La Biblia, fuente de la vida espiritual.

       Vuestra asamblea ha dedicado amplio espacio al gran tema del encuentro con Jesucristo a través de la Biblia. En la carta apostólica Tertio millennio adveniente he subrayado cuán importante es que en este año de preparación para el gran jubileo, dedicado a Jesucristo único Salvador del mundo, ayer, hoy y siempre (cf. Hb 13, 8), los cristianos «vuelvan con renovado interés a la sagrada Escritura, en la liturgia, tan llena del lenguaje de Dios; en la lectura espiritual o bien en otras instituciones o con otros medios que para dicho fin se organizan hoy por todas partes» (n. 40). En efecto, a pesar del gran impulso que el concilio Vaticano II ha dada a los estudios bíblicos y a la pastoral bíblica en las comunidades cristianas, todavía son demasiados los fieles que siguen privados de un encuentro vital con las sagradas Escrituras y no alimentan adecuadamente su fe con la riqueza de la palabra de Dios que se halla en los textos revelados. Por eso, es necesario realizar un esfuerzo ulterior para que tengan amplio acceso a la Biblia. En efecto, como dice san Jerónimo, «ignorar las sagradas Escrituras significa ignorar a Cristo», dado que toda la Biblia nos habla de él (cf. Lc 24, 27). Para un encuentro eficaz con la sagrada Escritura, sigue siendo decisiva la referencia a la constitución dogmática Dei Verbum del concilio ecuménico Vaticano II. En ella encontramos los principios doctrinales y los caminos pastorales más apropiados para lograr que el encuentro con el Libro sagrado mantenga su intrínseca cualidad de escucha de la palabra de Dios, sea un estudio exegéticamente correcto, se convierta en fuente de vida espiritual, anime y reavive toda la acción pastoral, guíe y sostenga el diálogo ecuménico y manifieste la gran riqueza incluso humana y cultural, que brota de la Biblia y que ha producido maravillosos frutos de civilización en Italia y en muchas otras naciones. En virtud de este nexo entre fe y cultura, la Biblia se presenta como texto fundamental para la formación de las nuevas generaciones, tanto en la catequesis de iniciación cristiana como en la enseñanza de la religión católica en las escuelas. Por tanto, la ardua tarea de la nueva evangelización pasa por dar a conocer más la Biblia a todo el pueblo de Dios, mediante su proclamación litúrgica, la homilía y la catequesis, la práctica de la lectio divina y otros caminos bien trazados en la reciente Nota pastoral de vuestra Conferencia: «La Biblia en la vida de la Iglesia». Las comunidades parroquiales y las religiosas, las asociaciones y los movimientos laicales, las familias y los jóvenes podrán experimentar así la condescendencia amorosa de Dios Padre que, mediante la sagrada Escritura, sale al encuentro de cada hombre manifestando la naturaleza de su Hijo unigénito y su designio de salvación para la humanidad. Para que los fieles comprendan y acojan la Escritura con todo su valor de verdad y de regla suprema de nuestra fe, se necesita claramente una acción de acompañamiento que evite lecturas superficiales, emotivas o, incluso, instrumentalizadas, no iluminadas por un sabio discernimiento y la escucha en el Espíritu. Se trata de una responsabilidad específica nuestra como pastores, para la que contamos con la ayuda de los sacerdotes y los catequistas. En efecto, la verdadera y genuina interpretación y transmisión de los textos sagrados sólo puede realizarse en el seno de la Iglesia, a la luz de la Tradición viva y bajo la guía del Magisterio (cf. Dei Verbum, 10).


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